martes, 16 de noviembre de 2010

Capítulo 1

Aún no había llegado el reloj a media noche en París cuando Jacqueline Dawson entró en Le Dôme du Marais.

Y quizás si hubiera tenido un cargo superior, un aspecto algo más duro o una presencia ligeramente más peligrosa, Xavier Tours no hubiera tenido oportunidad de acercarse ese mes de Mayo a aquella extraña y cautivadora joven de aspecto sensual.

Jacqueline mostraba sus sinuosas líneas con tanta gracia en su vestido negro de cóctel que cualquiera en su sano juicio hubiera matado por acercarse a ella esa noche. La falda del vestido cubría solo hasta la altura de sus rodillas y dejaba al descubierto sus torneadas piernas de bailarina. Un recogido bastante severo recogía su pelo, dejando a la vista su cuello de cisne y unos pendientes de brillantes que casi no podían compararse a sus ojos verdes, tan puros como las más escondidas de las esmeraldas.

Entró con determinación por las puertas del restaurante, como el director de orquesta al escenario en el concierto de año nuevo, haciendo levantar la vista de sus platos a todos los presentes. No hizo falta más de una leve mirada al recepcionista para que la acompañara a su mesa reservada en el rincón más tranquilo del lugar. La muchacha avanzaba por las mesas con su magnífico porte, haciendo que el único sonido que se escuchaba en Le Dôme fuera el ritmo fluido de sus altos tacones. Nadie preguntó que quería tomar, ni siquiera hizo falta traerle la carta a tan distinguida clienta, pues ya tenían su plato servido con tanta elegancia como la ocasión requería.

La señora Dawson no era alguien que necesitara presentaciones pues en Francia, como en el resto del mundo, todos la conocían. Bailarina y actriz de profesión, en los últimos cuatro años había participado en tantas obras y representado tantos papeles en la gran pantalla que su rostro estaba en todos los carteles publicitarios de Europa, Norte América y parte de Asia Oriental. Sus premios eran tantos que parecía prácticamente imposible que tan solo tuviera veinte años. Era hija de Albert y Amelie Dawson, unos famosos músicos y compositores ingleses. Estaba acostumbrada al éxito pues nunca vivió sin él y su vida nunca había transcurrido sin que fuera juzgada por críticos y revistas de cine. Se había criado con una serie de normas estrictas y un protocolo tal que nunca había disfrutado de su niñez ni su adolescencia plenamente.

A pesar de su carácter reservado, Jacqueline no era fría ni calculadora, pues mostraba un carácter tierno y dulce a cualquiera que estuviera a su alrededor y esa noche no fue menos.

Justo después de cenar, llegó una copa a su mesa del más caro de los vinos, invitación de alguien sentado dos mesas más alejada de la suya. Ella miró curiosa y comprobó que se trataba de un hombre de unos cuarenta, de facciones duras y unos ojos azules como un cielo despejado. Levantó amablemente su copa en señal de agradecimiento pero no tomó ni una gota del dulce líquido.

Se levantó de su mesa con la misma elegancia que siempre la caracterizaba y se encaminó a salir por la puerta de atrás del restaurante para así intentar evadir a los fotógrafos y las presiones sociales.

La puerta daba a un callejón bastante tranquilo que se encontraba justo en el lado opuesto a la entrada principal, iluminado tenuemente por la luz de una farola. Cuando pensó que estaba totalmente sola, sonrió aliviada pero la sonrisa se le congeló en los labios ya que un estruendo a sus espaldas la sorprendió. Ahogó un grito y se giro rápidamente sobre sus talones, divisando una silueta masculina al lado de unos cubos de basura.

Cualquier chica corriente hubiera ignorado a aquella persona, hubiera dado media vuelta y se hubiera marchado a paso ligero, buscando un lugar más seguro que aquel lugar solitario, pero Jacqueline Dawson no era una chica cualquiera. Ella aguzó la vista y se acercó un poco más a esa figura tan poco conocida, que se había quedado inmóvil ante sus ojos en la misma posición que tenía cuando la miró por primera vez. La figura se movió lentamente y sacó un mechero de su bolsillo, que encendió apresuradamente iluminando la escena que envolvía a ambos personajes.

Aquella figura tomó color y forma. Era un chico joven, de facciones suaves y pelo del color de la arena, su cara era tan dulce que no hubiera podido asustarla aunque se lo hubiera encontrado en alguna atracción del terror. Los mechones de su cabello eran desordenados, dándole un aire travieso y divertido, tanto que sin poder evitarlo, Jacqueline sonrió.

El muchacho la miró con tono preocupado y con un solemne gesto de disculpa habló a la joven.

-Disculpe señorita Dawson, siento mucho haberla asustado, no era mi intención, yo…-Sus palabras se le atropellaban en la boca, dándole un aspecto aún más inocente, a ella le recordaba a un perrito que había mordido un cojín por el borde y escondía el rabo entre las piernas.

-No se preocupe caballero-Dijo sonriéndole dulcemente- No ha sido un susto tan tremendo.

-Eso espero –Él le devolvió la sonrisa- si me permite…debería usted ir por lugares un poco más iluminados, madame, pues podría correr peligro siendo usted una persona tan distinguida.

-Ninguna calle de París es muy segura a estas horas al fin y al cabo, supongo, si puedo elegir preferiría morir a manos de un ladrón que tras el flash de un periodista-admitió entre risas, sintiéndose a gusto en compañía de aquel desconocido.

Él se extrañó tras ese comentario.- ¿Acaso no adora usted a las cámaras, Señorita Dawson?-hablaba en tono cordial, aunque con una complicidad casi excesiva, demostrando así su joven edad y su poco trato con el mundo severo que envolvía a Jacqueline las veinticuatro horas del día. Eso no la molestó e incluso provocó en ella un extraño sentimiento de confianza, calidez y casi curiosidad que percibió tan pocas veces en su vida.

-Todos los actores y actrices adoran las cámaras…pero todos necesitamos un momento de descanso, un momento para nosotros, como unas vacaciones de una hora, como…

- Como apagar los focos del escenario –la cortó él inconscientemente.

-Exacto –sonrió ella- justo así.

 

 

5 comentarios:

  1. olaa, te sigo, la historia pinta geniaaall, tambn me encanta el optro blog el de sugus clan jeje.Yo tengo 2 blogs por si te interesan te dejo la direccion.
    www.frikifrikibua.blogspot.com va de noticias de famosos y
    www.andrea-historiasdeadolescentes.blogspot.com que va de una novela k escribo yo.
    besos

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  2. te sigo, tiene pinta de ke va a estar muy muy bien =) un besooo!!

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  3. Me ha encantado!!
    En serio, te sigo^^
    Un beso!
    Lune*

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  4. jajajaj, t dije k te iba a hacer publicidad, ves?? ya no tienes k star triste xD, hasta mañana!

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  5. Ooooh gracias gracias a todas *-*
    y a ti sobre todo Kelly n___n

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